Reputación y ética leakReputación y ética leak

Reputación y ética leakReputación y ética leak

 

Primero fueron los Offshore leak, luego los Luxembourg leak, más tarde los Swiss leak seguidos de los Panama Paper y ahora los Paradise Leak. Estamos ante la mayor filtración pública  de la historia al menos en volumen de datos. Concretamente más de 13 millones de de transacciones, gestiones y constituciones en 19 paraísos fiscales durante varias décadas. Cerca de 1,4 TB de información que ahora va a ir siendo desgranada por el International Consortium of Investigative Jorunalism (ICIJC) que desde el domingo 5 de noviembre ha comenzado a publicar los nombres de decenas de personalidades que han supuestamente eludido el pago de impuestos en su países de origen.

La sociedad de la hipertransparencia en la que vivimos y el escenario digitalizado con miles de millones de personas conectadas convertidas en un medio de comunicación en potencia han puesto en las manos de cualquiera de nosotros la posibilidad de filtrar miles de documentos en cuestión de segundos. Internet es el patio del recreo para todos aquellos directivos o empleados insatisfechos deseosos de ajustar cuentas.

Antes de las llegada de internet y las redes sociales era mucho más complicado, no sólo recopilar esta información, sino contar con los sistemas y canales de información para filtrar la información a los medios. Ahora es sin duda relativamente sencillo.

Ante este panorama en el que las reputaciones de directivos y empresas son gravemente afectadas en cuestión de minutos, no le va a quedar más remedio a algunos que asear su casa y refundar en valores. De no hacerlo, sólo es cuestión de tiempo que salgan a la luz aquellos cajones que protegían bajo llave los más oscuros secretos. Sólo hay una forma de eludir la posibilidad de que el próximo sea usted. Convénzase y sea éticamente responsable. Se duerme mejor y la Policía siempre pilla a los malos.

Artículo elaborado por Luis Serrano.